Hijo del Fuego es una pieza breve para danza original del prestigioso escritor don Augusto Roa Bastos que se enmarca en la proyección estética de un tema antropológico basado en la libre interpretación de dos mitos de los pueblos Maká y Chamacoco, del Chaco paraguayo (Hijo del fuego y las Woro), recogidos por el antropólogo Juan Belaieff, hace más de medio siglo.
Una de las lecturas posibles del mito de Hijo del Fuego es que encarna con lenguaje simbólico la oposición entre cultura y naturaleza, en el acto fundamental de la especie humana: la propagación y la descendencia. También la recuperación por la naturaleza de sus elementos, en éste caso el fuego, en el símbolo mítico de Hijo del Fuego.
En reconocimiento a la bailarina estadounidense Dora Ángela Duncan, conocida como Isadora Duncan, Augusto Roa Bastos escribió esta pieza para el Ballet Nacional. La misma está concebida sobre la idea de jugar en una especie de contrapunto dialéctico entre la danza clásica y la moderna, en torno a la figura de quien fuera precursora y creadora de esta última, a comienzos del siglo.
La estética de Isadora se basa en la reivindicación de una total libertad de expresión. "La danza, escribe ella en su autobiografía, tiene por objeto expresar los sentimientos más nobles y los más profundos. Ella debe encarnarse en nuestra vida como una armonía cálida y viviente". Sobre esos paradigmas, la compañía del Ballet Nacional de Paraguay, creada en 1992, lleva adelante esta nueva puesta en escena.