En el año 2003 conocí a la señora Marta Cueto Urbieta. Después de terminar el trabajo que ella me encomendara (el proyecto de reforma de una vivienda), tuve la suerte de que me comentara que ella era una de las propietarias de la casa mencionada en el título, cuya edificación llama la atención a toda persona que pasea por el centro asunceno y, más aún, a quien se dedica a la arquitectura.
En el año 2008 fui autorizada por la Fundación Augusto Roa Bastos a realizar la búsqueda de una propiedad destinada a ser sede de dicha Fundación. Luego de un relevamiento de las posibilidades dentro del área enclavada en los límites determinados por la Fundación, la propiedad seleccionada fue la Casa Cueto-Alvarenga.
La relación, años antes iniciada, con Marta Cueto Urbieta se extendió entonces hacia las demás personas que integran una larga lista de descendientes y herederas y herederos de una de las más antiguas familias que poblaron el centro de nuestra querida Asunción, “capital de mis amores”. Vale decir que todas las personas que conocí a través de esta feliz circunstancia son excelentes personas y profesan gran cariño a la casa y a sus recuerdos. Estuvieron muy felices al saber el uso al que se destinaría la propiedad. (La falta de fondos económicos impidió sin embargo, en ese momento, la concreción de la compra por parte de la Fundación que lleva el nombre de Augusto Roa Bastos, Premio Cervantes de Literatura).
Durante ese proceso inicié, motu proprio, este apasionante trabajo de búsqueda de datos acerca de la casa, motivada por un interés particular en el cual inciden un afán familiar por preservar lo valioso, lo que pueda ser importante conservar para la sociedad y su cultura, y un interés particular por mi profesión de arquitecta, amante de la Historia y de la Literatura.
Se mezclan, justamente, en la historia de esta hermosa casa, la Historia, la real y la inventada, la ficción, el misterio. En fin, un argumento “de película”, que podría haber sido parte de algún guión escrito por el admirado paraguayo Augusto Roa Bastos y, si la casa hablara, relacionarse también con la novela La Casa, de Manuel Mujica Láinez, escritor argentino de cuyo nacimiento estamos celebrando el centenario, en estos días.
(…) Después de medio día fuimos mis hermanos, mis padres y hasta Rufina, llevando el canasto de comidas, hasta la estación. Yo debía ir a estudiar a la capital.
(…) Mi madre se preocupaba por mi decisión de seguir la carrera militar y mi padre la calmaba diciéndole que ser militar era el futuro. Me atraía enormemente el uniforme azul y oro reluciente. Debía ir a la capital, desconocida por mí, a terminar la escuela para poder seguir la carrera.
(…) Pasaban una estación tras otra, todas iguales. En una de ellas subió una pareja muy joven. Parecían muy enamorados, como recién casados.
(…) Nada recuerdo tan bien como la llegada a Asunción. El gentío me apretujaba contra los pilares. Damiana, medio mareada, se me agarraba del brazo. Nos costó salir a los pasillos. Vimos las casas amplias, los jazmines florecidos, las calles empedradas, los carruajes tirados por caballos. Enfrente había una plaza llena de árboles y unas canillas que lanzaban chorritos de agua. Me tiré a beberla y vi algo muy extraño: una mujer alta y blanca, de pie sobre una escalinata, comiendo pájaros. Se me antojó sentir el crujir de sus huesitos”.
Hasta ese punto, la descripción de ARB de la llegada a Asunción, su referencia al grupo escultórico que forma parte de la “selva aromada, ¡oh!, pajarera de mi canción”, la famosa Plaza Uruguaya. Pareciera que Roa Bastos es un espíritu custodio que ronda esta hermosa casa “a la cual íbamos de visita con Roa”, relata Cayo Sila Godoy.
Lo que sigue ha sido extractado de Historia del Municipio de Asunción, de Gustavo Laterza Rivarola, 1995.
“La Real Ordenanza de Intendentes de Indias fue promulgada en 1782.(…). La ordenanza también reglamentó la edificación urbana exigiendo presentación de planos, así como las obras públicas (puentes, caminos); estableció normas para la comercialización y el almacenamiento de artículos iberoamericanos de primera necesidad, como el grano, el estanco de tabaco y los naipes.”
“Asunción tenía en 1785 (…) por tanto, un total de 4.982 personas.
Hacia el mismo año, Buenos Aires contaba con unos 25.000 habitantes.
(…) Los edificios públicos y las casas particulares de la clase más elevada se ubicaban en el perímetro histórico. (…) y, la ciudad, en general, creció a partir de entonces, por lo que algunos atisbos de ordenamiento urbano se apuntaron, tal como ejemplo una primera división en barrios efectuada en 1782 bajo la dirección del ingeniero Ramón de César, que dio por resultado seis barrios: Samuhú-peré, Encarnación, Las Barcas, San Francisco, Plaza y Mercedes.”
“(…) Al finalizar el período de casi tres siglos de coloniaje, pues, lo que constituía ediliciamente el centro histórico de Asunción era el siguiente patrimonio:
“La famosa ley de venta de tierras públicas fue dictada en el año 1875 (…). Con estas herramientas el Estado enajenó en Asunción todos los baldíos fiscales(…)”
“A la declaración constitucional de los derechos inherentes a la propiedad privada se sumó, consecuentemente, la creación del Registro General de la Propiedad y de la Oficina de Hipotecas, en 1871 y, poco después, la adopción del Código Civil argentino. Además, el 30 de octubre de 1873, fue dictado el decreto por el cual se adoptó el sistema métrico decimal para las mensuras topográficas y se estableció la obligación de que los profesionales remitieran copias de los planos que hicieran al Archivo Nacional “hasta el establecimiento definitivo del Departamento Topográfico”.
Por tanto, la Casa Cueto-Alvarenga, situada en el solar ubicado en la calle México 346 entre 25 de Mayo y Mcal. Estigarribia se asienta, de acuerdo a lo remarcado en el anterior punto 12, en lo que fuera predio del Convento de San Francisco, siendo esta última una de las más antiguas referencias de edificaciones de Asunción.
De acuerdo al testimonio de la escribana Gladys Cueto Albertini, la propiedad fue adquirida en el año 1876 por José Díaz de Bedoya para su hija, señora Tomasa Bedoya Alvarenga. José Díaz de Bedoya integró el Triunvirato formado después de la Guerra del 70, junto a Cirilo Antonio Rivarola y Carlos Loizaga.
Según ese testimonio, en los títulos figura que la construcción existente había formado parte del Cuartel de San Francisco. Lo que parecería ser un error se aclara, sin embargo, con lo que al respecto de conventos y monasterios dice R. de Lafuente Machaín, en La Asunción de Antaño: “… tuvieron edificios de magnitud que, al ser secularizadas las órdenes religiosas durante la dictadura del doctor Francia, fueron destinados a cuarteles y luego demolidos”.
Hija de Eugenia Alvarenga, la señora Tomasa Bedoya Alvarenga era hermana de madre del señor Teodocio Cueto Alvarenga. Una hija de Teodocio, María Daría Cueto Arévalo, fue elegida por Tomasa, que no tuvo descendencia, como heredera de la propiedad de la calle México entre 25 de Mayo y Mcal. Estigarribia.
Alrededor de 1930, Tomasa Bedoya Alvarenga transfiere la propiedad a favor de su sobrina María Daría Cueto Arévalo, hija de Teodocio Cueto Alvarenga. Al fallecer María Daría, el 28 de diciembre de 1992, como no había tenido descendencia, heredan sus sobrinas y sobrinos, descendientes de hijas e hijos de Teodocio Cueto Alvarenga. Estas personas son propietarias en el año en curso de realización de este estudio, año 2008.
Acerca de Teodocio Cueto Alvarenga, transcribimos de htp//soyconcepcionero.blogspot.com: “EL PERIODISMO ESCRITO EN CONCEPCIÓN”. El primer periódico fue “El Eco de la Campaña” en 1892 y sus directores y redactores fueron Federico Buller y Acuña, Teodocio Cueto Alvarenga, y Aurelio S. Agüero. En ese periódico se publicaron poemas del primer poeta concepcionero Don José Cándido Diana (…). Este periódico tenía corresponsales en Nueva York, Madrid, Londres y París.”.
De esta manera, observamos que la propiedad ha sido objeto de 3 transferencias a lo largo de 3 siglos, desde 1876, habiendo pertenecido desde esa época y hasta el momento de realizarse este trabajo, junio del año 2008, a integrantes de una sola familia.
Actualmente constituye patrimonio histórico y arquitectónico, contando con la exoneración del pago de impuesto inmobiliario.
Si bien es seguro que está asentada en el predio de lo que fue el Convento de San Francisco, no tenemos seguridad de que la construcción provenga de la época colonial. Tampoco descartamos esa posibilidad, pero no hay documentos o planos que lo confirmen, por lo menos a nuestro alcance.
En junio de 2008, quien realiza este trabajo ha recurrido al Departamento de Desarrollo Urbano, Centro Histórico de la Municipalidad de Asunción. En el INVENTARIO DE EDIFICIOS DEL CENTRO HISTÓRICO de Asunción, puede leerse, en la ficha correspondiente, que la mencionada propiedad está catalogada como:
La edificación está catalogada como “de valor arquitectónico, por la riqueza decorativa y de detalles en fachada, así como también por los detalles constructivos y ornamentales internos. Muy buena decoración en zaguán, con diversos tipos de molduras en las aberturas, al igual que en el cielo raso. Predominio de ornamentos con diseños florales y arabescos. La galería frontal, pese a su cerramiento de rejas, integra el edificio con el espacio verde circundante.”. Y sigue: “Estilo Neoclásico italiano”.
Tampoco sabemos por qué este Inventario del Centro Histórico atribuye la construcción a George Lavand; quizás existan, en Archivo de la Municipalidad, planos de la casa con la firma de este arquitecto ingeniero francés, pero no tenemos constancia de ello, de modo que no podemos afirmarlo. (Lo que sí podemos afirmar, comentario al margen, es el gran valor del trabajo de catalogación hecho por el Departamento de Desarrollo Urbano, Centro Histórico de la Municipalidad de Asunción y que merecería una publicación completa, antes de su descomposición, y como parte de los trabajos por el Bicentenario de la Independencia).
Sin embargo, dado que la familia Cueto Alvarenga era de Concepción y que el Arq. Ing. George Lavand, después de vivir unos años en Asunción, fue a radicarse a Concepción, es más que probable que sea el diseñador y constructor de la obra y pintor de las ornamentaciones de las paredes y cielo raso de la casa. Buscando datos de George Lavand hemos encontrado en el mencionado http//soyconcepcionero.blogspot.com, lo siguiente:
“GEORGE LAVAND Ingeniero, arquitecto, pintor venido de Francia. Hombre ya renombrado en su país de origen, Francia, al ganar su primer premio en pintura, en la Escuela de Bellas Artes, de París. Asimismo era un buen escultor. Su característica fue el gusto por lo clásico, y fue él quien pobló aquella Concepción de la ‘Belle Epoque’, de edificios y jardines al gusto de las villas renacentistas italianas. Tanto fue su amor por lo clásico, que cuando se le pidió se encargase de la construcción el Hospital Regional, él gustoso aceptó el pedido sin querer aceptar un céntimo en retribución de su trabajo, pero poniendo como condición, que el edificio fuera del estilo de su gusto: Si Uds. quieren esos cajones amontonados a kerosen –dijo– vean a otro ingeniero. El ingeniero George Lavand pobló en Concepción, en el lugar llamado Requejo, y desde allí, cuando en la Capital se proyectó la construcción del Palacio de Justicia, él participó del concurso de arquitectos, y lo ganó, y es necesario hacer notar que todos los elementos usados para trazar su proyecto fueron hechos por él mismo, sin ninguna intermediación, con maderas de sus bosques de Requejo. Dejó a Concepción bellos edificios como el de la Aduana y la residencia Quevedo Cabañas. Fue George Lavand, por mucho tiempo, Jefe de Obras Públicas de la Comuna. De su arte multifacético quedan varias obras pictóricas. Recordemos a ‘La batalla de Boquerón’, hoy en poder de su nieto, Alejandro Lavand (h), quien también es pintor y escultor”.
Conocida la información de que George Lavand diseñó y construyó la Casa Cueto-Alvarenga, buscamos referencias de la época en que este Arq. Ing. pudo haber vivido en el Paraguay, para, con ese dato, determinar aproximadamente la construcción de la casa. Mediante contactos telefónicos, ubicamos en Concepción al doctor Pedro Domingo Ruso, historiador. Él informó que existen dos descendientes de George Lavand en esa ciudad: sus nietos Alejandro y Benjamín.
Posteriormente, pudimos hablar, también telefónicamente, con el señor Alejandro Lavand, nieto del Arq. Ing. francés George Lavand. Alejandro Lavand es escultor, reside en Concepción y en Asunción. Él cuenta que su padre acompañaba a su abuelo durante la construcción de la casa mencionada, en la década de 1920. Alejandro llegó a ver los planos del puerto de Concepción, diseñados por G.L.
En medio de estas búsquedas, encontramos, en un sitio de Internet, cuanto sigue:
“Hola, mi nombre es Indiana Lavand, soy argentina y me gustaría ponerme en contacto con algún descendiente de George Lavand, mi bisabuelo. Era de profesión ingeniero arquitecto, y vino a América con la primera compañía que construyó el Canal de Panamá. He conseguido comunicarme solo con parte de mi familia que vive en América, pero sé que hermanos de George volvieron a Francia. Sus nombres eran Alejandro y Gabriel Lavand. Espero pronto tener noticias, gracias.
¿Cuándo iniciaron los franceses la construcción del Canal en Panamá?
El conde Ferdinand de Lesseps, constructor del Canal de Suez, inauguró las obras de excavación del Canal de Panamá, el 10 de enero de 1880 con una explosión en Culebra.www.pancanal.com
En 1880 los franceses comandados por el creador del Canal de Suez, Ferdinand de Lesseps, iniciaron la construcción de un Canal por Panamá, la empresa fracasó ante la indómita naturaleza istmeña. www.panamatours.com.
George Lavand “vino a América con la primera compañía que construyó el Canal de Panamá”, dice su bisnieta argentina Indiana Lavand.
Alejandro Lavand, nieto paraguayo de George Lavand, comenta que su abuelo fue “un bohemio” que recorrió desde Alaska hasta Tierra del Fuego, radicándose posteriormente en la Argentina, de ahí se trasladó a Asunción, radicándose finalmente en Concepción, donde falleció en 1937, con más de ochenta años de edad, siempre siguiendo el relato de su nieto Alejandro.
Estos datos ubicarían el nacimiento de George Lavand hacia la década de 1850, su venida a América entre los 20 y 30 años de edad, en 1880, y su arribo al Paraguay alrededor de 1900.
Varias casas de Asunción, la mayoría sobre la calle España, serían obras de diseño y construcción del arquitecto ingeniero francés George Lavand.
Tejiendo una trama con todos estos datos, podemos visualizar un panorama bastante amplio con respecto a la “Casa Cueto-Alvarenga”.
Tomasa Cueto Alvarenga, primera propietaria del inmueble, tenía una hermana de nombre Leona Cueto Alvarenga. Hija de esta era Julia Miranda Cueto, esposa del Mariscal José Félix Estigarribia, conductor del Ejército Paraguayo durante la Guerra del Chaco (1932 a 1935).
Durante los años 1939 y 1940, el matrimonio Estigarribia-Miranda Cueto residió en la vivienda Cueto-Alvarenga. Existen fotos del Mariscal Estigarribia saludando, desde los balcones de planta baja de la misma, al pueblo paraguayo, en ocasión de la firma del Tratado de Paz con Bolivia, que diera fin a la Guerra del Chaco, el 12 de junio de 1935.
Esperemos que, sin más dilación, se decida la compra de esta casa, para transformarla en una entidad cultural a la cual tenga acceso la ciudadanía, que pueda nutrirse de toda esta rica historia, que relaciona a nuestro país con América, Europa y el mundo, que lo relaciona con una época pasada en que este continente ejerció fuerte atractivo sobre personalidades que estaban transformando el mundo, incorporando tecnología, arte y ciencia, que son las que, al mismo tiempo, nos proyectan actualmente a un futuro que mucho depende de lo que hagamos hoy.
Un arquitecto jubilado, buscando el "Yvy Mará Neỹ " ( lo que se podría traducir como “la tierra sin mal” de los guaraníes) acá, allá y acullá... guardando retazos de hechos y protagonistas en esta bitácora virtual, para compartirlas...